Las ronchas ensangrentadas derivadas del roce de u las manos ensuciadas por la sangre, no azul esta vez sino negra, sangre oscura que cual derivado del petrolio tizna todas aquellas falsas imagenes de serenidad mostradas ante cámara o congreso. El ganadero a dejado el cercado en manos ajenas y ahora domina al pueblo borrego desde el comfort de sus cuatro paredes, para el despacho, jurisprudencia o ministerio. Nos dan pienso menos malo y aplaudimos cual cazique que regala peyote o placebos sociales en este caso, se autodenominan los que nos representan, los que nos guían, los que nos ayudan, soportan... Pero son los que nos manipulan, los que tergiversan nuestros ideales en pro de un beneficio ajena al nuestro. Viven del costumbrismo. Ahora lo básico.
Les lavamos las corbatas o las apretamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario