Hace unos días está sociedad se hacía eco de modo viral de la desaparición de Álvaro Prieto, un muchacho al que se le perdió la vista tras un partido de fútbol. Todos se hacían partícipes del equipo de búsqueda y salían a la palestra aquellos expertos de sofá dueños del conocimiento supremo y del más puro periodismo de la nueva escuela viral. Todas las opciones eran posibles, la humanidad se unía de las manos y gritaba sus proclamas, enviaban sus misivas de amor, de paz y esperanzas.
A la par nos llegaban las últimas noticias, desvelándose detalles escabrosos de la realidad, la falta de humanidad de quienes no le dieron el socorro ni apoyo al verlo pedir ayuda, la dejadez humana hacia acto de presencia y dejaba al descubierto la más cruda verdad, la humanidad más allá de las pantallas no a cambiado, sigue siendo una cruel y soberbia raza sin compasión.
En pleno informe de uno de aquellos noticiarios en que la línea editorial es el morbo, se descubría el cuerpo del muchacho. Yacía tirado entre dos vagones de un tren al que rápidamente la empresa propietaria dio las claves técnicas de su estado. "Estaba parado desde agosto" " sufría daños" sin mencionar en ningún momento los fallos humanos de la plantilla de trabajadores capaces de negar el auxilio.
Ahora seguramente veremos minutos de silencio, entrevistas a los compañeros y amigos del muchacho, y nos preguntaremos dentro de nosotros, donde estaban? Porque de la soledad en que se le abandono?
Nacerán varias incógnitas que tal vez quedarán sin respuesta, en que estado deambulaba el muchacho, que le llevó a intentar cruzar las vías entre dos vagones?
Otro caso vendrá y se repetirá el patrón? La sociedad volverá abandonar a pie de calle mientras en sus teléfonos son víctimas de la moda de las crónicas?
Seguirán las cosas en esta deriva?
Cambiará algo?
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