A mí pesar, y de nuevo devo empezar con tal argumentación, la sociedad actual basada en la comunicación atraves de las redes sociales, vuelve hacer de las suyas. Mostrando una vez más la libertad extravagante que cual excusa social utilizan algunos colectivos en pro de un sindrome que bien merecería ser catalogada de patología psiquiátrica, de la cual el principal síndrome es una desconexión de los organismos encargados del razonamiento previo a la expresión.
Siendo así que bajo los amparos del anonimato y la velocidad de edición de contenido en y de las redes sociales, se retroalimentan de la vida diaria regurgitando cual resultado de la mala digestión o de las carencias morales, cruentos y sin sentido comentários que arietan sus por decirlo de algun modo sus actos deplorables.
Llegando al insulto, vegacion y amenaza de cualquiera que sea en ese instante su objetivo o bien aquel que este reflejado en sus pantallas.
Algunos ocultan su formalogia en excusas de contexto tales como sentimientos políticos, ideologías religiosas o gustos diferentes.
Abanderan o lo intentan con sus actos, motivos bastos y de suficiente aval para sus derroches de rabia.
Ensuciando con tales comentarios a su vez a la victima y aquellos que conocen bien los motivos tergiversados que estos ahora llamados haters han utilizado, por lo cual dejan mal sabor de boca a la victima y entorpecen la verdadera lucha de aquellos para los cuales son motivos de peso aquello que han manchado.
Las redes rápidamente se hacen eco de tales comentários, se difunden, se reprochan e incluso algunos los comparten en ideología y forma (hay de todo).
Pero el problema va mas allá...
Actualmente se empieza a ver, al fin ciertamente un principio de consecuencias, tanto a nivel social como en algún caso aislado judicial. Nobstante el judicial siempre posicionado, nunca democratico en su peso... Y ahi esta parte del problema anexo.
La falta de contundencia en partes iguales.
Bien poco me importa la ideologia, religion, gustos de las victimas de estos haters, lo que de verdad me importa es que no sea tan sencillo llegar a este extremismo comunicativo, dificultando o bien condenando de un modo mas contundente a los responsables, ya sea con filtros de control de los mensajes o con autodenuncia de los usuarios culpables, pero no simplemente de un usuario registrado bajo una cuenta vinculada a un e-mail, sino el bloqueo de la ip de origen, busqueda y juicio con pena aplicada a ese individuo.
Pero, no solo un juicio legal sino tambien uno publico, obligándole a comparecer ante la sociedad y el afectado.
Y la inclusión de sus datos en un registro de prohibición de acceso a redes.
Cierto es que tales medidas deberían estar bajo estudio de la libertad de expresión sin rallar la permisividad o el juicio desmesurado.
Y es repulsivo que debamos acabar planteando estas propuestas, ante una sociedad desequilibrada y descontrolada en sus limites.
Pero hasta cuando aguantaremos?
Que debe pasar?
A caso se espera que las amenazas o vejaciones pasen la barrera de la realidad y ocurran?
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